Durante la semana, antes de la clase, la profesora encargada
del curso nos envió un mail avisándonos que para la case del jueves debíamos
dividirnos en grupo (3 grupos) y el grupo 1 debía traer mucho diario, mucho
mucho mucho diario (como recalcaba ella).
Llega el ansiado jueves y el grupo
uno (ya listo con sus millones de diarios) se reúne en el centro de la sala, ya
acomodada con las sillas a los costados, dejando un gran espacio para que el
grupo desarrollara la actividad programada. Es ahí cuando la profesora da las
indicaciones: Piensen en una persona, personaje, real o no, que lo conozcan o
no, que sea muy importante para sus vidas y su persona. Una persona que cunado
a ustedes les pregunten: ¿por qué eres así?, ustedes responderán gracias a tal
persona/personaje soy así. Una persona que los definió.
La tarea no era solo para los que estaban en el centro de la
sala, con periódico en mano sin saber qué hacer con el todavía, sino que
también para las “espectadores”
Para mí fue difícil decidir que o quien me definió como
persona y eso es porque al vivir en muchas partes en muy poco tiempo he
recibido influencia de mucha gente, por ende pensar en UNA sola persona, al
menos para mí, es casi imposible.
Pero la tarea se venía dura para los del grupo del centro
del aula: Con el diario y la cinta adhesiva tienen que hacer un objeto que
representase a esa persona/personaje, en conclusión, materializar a ese alguien
inspirador.
Cuando ya han terminado de crear el objeto, llega el momento
en el cual deben explicar su experiencia y porque eligieron ese objeto y a esa
persona. Desde este momento el ambiente se modifica y la relación compañero-compañero
también, se cierran las cortinas y se crea un “hábitat” de seguridad y
protección. De aquí en adelante nuestros compañeros comienzan a abrir su vida
personal y tomar confianza y apoyo en nosotros, eso es algo muy valorado, es
por eso, y por respeto, que sus experiencias quedan entre los que las
escuchamos.
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