Thursday again (YAYY!), luego de un día estresante llega la
clase, al menos para mí, más esperada, no tanto por el ramo en sí, sino por el
tema de la clase, el cual en esta ocasión era: SONIDO CREATIVO. El tema de la
clase en realidad no dice mucho de lo que esta tratará, pero sí teníamos una
pista: Debíamos traer un instrumento musical para esta clase. Mi cabeza
comienza a hacer los vínculos y conexiones, mis neuronas empiezan a saltar y
comienzo a unir cosas in-unibles y llego a la siguiente conclusión: Instrumento
musical -> Guitarra -> Tocar Guitarra -> Música ->Cantar
(yayyyy!). Amo cantar y estaba feliz que en esa clase lo iba a hacer, pero
bueno, como nunca es cien por ciento probable que ocurra lo que uno imagina,
adivinen… NO OCURRIÓ (buu!)
Volviendo a la realidad y dejando atrás el sueño de la clase
perfecta. Entré a la clase con mi guitarra (bastante viejita, rota y además
ajena, pero es igual de linda como suena) y como llegué relativamente tarde ya
estaban como todos listo para empezar la clase. Había que poner los instrumentos
que uno traía en el centro de la sala y luego ponerse alrededor de ellos
haciendo el típico círculo que no parece círculo ni ninguna forma conocida, es
como una masa extraña deforme. Tuvimos que observar, movernos cerca de los
objetos y cada uno elegir el que más que gustaba (ya sea por la forma, porque
no lo conoce, le gusta el sonido, nunca lo ha tocado, etc). Para la elección
del instrumento utilicé el criterio de elegir el que siempre quise tocar, pero
nunca había tenido uno para hacerlo, y basándome en eso es que elegí uno de los
tres KULTRUNES (no sé si es plural de kultrún es kutruns o kultrunes).
Después de que todos ya elegimos nuestros instrumentos
tuvimos que agruparnos según el tipo de instrumento que tuviéramos (viento,
percusión, palos de agua, cuerdas, etc), es obvio que yo quedé en el grupo de
percusión junto con los metalófonos, bombos, tambores, tormento, güiro. Se
supone que debíamos ordenarnos, organizar y crear una pieza musical con los instrumentos
elegidos. Bueno, ponernos de acuerdo que hacer fue super complicado porque
nadie se atrevía a improvisar, además los instrumentos de percusión,
exceptuando el metalófono, no tienen una nota definida, y si es que es definida
es UNA sola nota, así que crear un melodía con eso era bastante difícil. Luego
de mucho intento de hacer algo lindo se nos ocurrió la idea de improvisar, que
cada uno tocara lo que quisiera, siempre que estuviera bien en el ritmo y el
tiempo, lo genial de hacer eso es que uno sabe que nadie está haciendo algo
perfecto y nadie se está equivocando.
Llega el momento de presentar la OBRA MAESTRA, fuimos el último
grupo en presentar y estábamos derrotados, todos los grupos tenían un orden
establecido y cada uno de los integrantes de estos sabían que hacer, como
hacerlo y en qué momento… nosotros NO! Nosotros íbamos dispuestos a improvisar
y esperar que de toda la presentación saliera algo lindo y homogéneo, y pasó,
pero fue un ORDEN CAÓTICAMENTE ARMONIOSO: Cada uno tocaba sin saber lo que
estaba haciendo y tratándole de poner el mayor empeño, pero con las miradas y
gestos nos comunicamos para poder saber que debíamos hacer.
No hay comentarios :
Publicar un comentario